Por Omar Cervantes Rodríguez

Una de las fórmulas mágicas de los grupos de autoayuda, de los modelos terapéuticos de las clínicas de rehabilitación, de los grupos de trabajo entre pares y del trabajo individual en consultorio, en lo que respecta a la enfermedad de la adicción, así como a la codependencia, y que quizás sea un principio universal de la condición humana, es el de la motivación a través de los propios testimonios ante los demás.

Dicen los alcohólicos anónimos que “la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”, como una forma de expresarles a los demás, quienes están intentando también rehabilitarse, de que por más discursos, clases, talleres o lecturas, predicar con el ejemplo es una de las formas más eficaces para que otros puedan seguir los pasos de los triunfadores.

Para quienes creemos en el camino espiritual, hay una frase también sumamente motivadora que reza: “Poder Superior (Dios), libérame de las dificultades y que tu victoria ante ellas sea el testimonio que yo pueda dar de ti ante quienes deba hacerlo”.

“Si nosotros podemos, tú también puedes”, parece ser la frase detrás de esta fórmula. “¿Qué tengo que hacer? ¿Cuál es la clave?”, suelen preguntar los nuevos proyectos, ante lo que una de las respuestas comunes es: “Sigue a los triunfadores”.

Si bien los grupos anónimos siguen los 12 pasos, que por más de 82 años han dado resultado a millones de personas en el mundo, las clínicas tienen sus modelos bien definidos y los terapeutas o especialistas encuadramos de acuerdo con una guía de recuperación dependiendo de las características del consultante.

El poder observar los cambios del antes y el ahora, los beneficios de los mismos y la comparación de los daños pasados contra las ganancias presentes, así como comenzar a ver resultados igual que otros que lo han hecho, suele ser uno de los factores motivacionales muy importantes para quedarse con la nueva forma de vida que han elegido.

Dicen los alcohólicos anónimos, también, y los cito porque es un modelo en el que creo mucho, que lo único que requiere el recién llegado es un poco de buena voluntad para dejarse guiar por quienes van adelante. Después de todo, en la maravillosa cadena humana, es formidable que estos testimonios de los millones de personas que hemos podido derrotar una adicción y de quienes ahora nos dedicamos a apoyar a otros, sigan pasando de generación en generación y continúen en evolución para que los buenos modelos y los casos de éxito estén al alcance de todos.

Este es también el camino de la espiritualidad, el de iluminar los pasos de otros, el de servir al prójimo y el de reconocer que hay una fuerza superior que nos ayuda a todos por igual.

Fuente: MILENIO DIARIO PUEBLA