Esfuérzate y sé valiente
LA ALEGRÍA DE VIVIR
Por OMAR CERVANTES RODRIGUEZ
En alguna ocasión leí una reflexión de la escritora Raquel Levinstein acerca de tener cuidado con lo que se pide porque en la mente y en los hechos las palabras son determinantes para saber como hacer oración y elevar una plegaria, siendo sumamente asertivos para indicar la necesidad que desea obtenerse.
Así, dice, en la frase del paso 11 de los alcohólicos en la que establece que “le pedimos a Dios que nos dejase conocer su voluntad y tener la fortaleza para cumplirla”, deberíamos pensar muy bien en saber lo que queremos decir con ella.
Si pedimos fuerza, escribe la creadora de la psicología cuántica y del espíritu, lo más probable es que la recibamos y para probar que nos ha sido concedida, la vida nos pondrá toda clase de dificultades y exigencias donde podamos poner a prueba nuestra fortaleza, esto es, una continua capacidad para estar luchando.
En cambio, si oramos por sabiduría y estrategia, o por humildad y aceptación, estas nos serán dadas justo para cumplir con la voluntad de Dios sin necesidad de luchar con nuestras propias fuerzas.
En mi caso particular, cuando leí los libros de Levinstein, entre ellos “Señor Quítame lo Bruto” (2012) y “Pasaporte a la dimensión de los milagros” (2015), hice las adecuaciones a mi lenguaje, a mi forma de pedir y a mi manera de hablar, modificando para mi propio uso ese paso 11.
“Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la sabiduría y la humildad para cumplirla”, es como quedó mi propia adaptación.
Por eso me gustan diversos versículos bíblicos que abordan temas similares, escritos de una manera extraordinaria.
“Esfuérzate y se valiente” (Josué 1:6 RV1960), cuando el Señor llamó a Josué a ser profeta y guiar a los hijos de Israel a la conquista de la tierra prometida.
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6 RV1960).
“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome aliento vuestro corazón” (Salmos 31:24 RVR1960)
En cada uno de estos textos se habla de esfuerzo y de valentía (o cobrar ánimo) para dar pasos y avanzar, en muchas ocasiones a pesar de las circunstancias adversas o de las opiniones negativas de los demás, caminado por fe y no por vista, confiando en la voluntad de Dios, precisamente.
Para concluir mi discernimiento dominical para escribir mi artículo, recibí un texto lleno de verdad sobre la codependencia, tomado de las redes sociales del psicólogo Dado Canales, uno de cuyos párrafos compartiré a propósito de esta reflexión.
“El dolor es amargo y profundo, sin embargo, cuando lo atraviesas, cuando no lo distraes y lo vives en consciencia, termina por pasar, y cuando esto sucede, los atisbos de la paz y después de alegría se asoman a tu vida” (Instagram @dadocanales).
En otras palabras, no vale la pena luchar contra la realidad o esconder las emociones, el dolor o todo aquello que nos paraliza, incluyendo el miedo. No se necesita fuerza en estos casos porque si lo que se trabaja es la fuerza, seguirán llegando pruebas dolorosas para que puedas usarla. Es mejor la humildad, la sabiduría y la aceptación para dar esos pasos de fe que nos permitan cumplir la voluntad de Dios y andar en sus caminos.
Como decía aquel anuncio de los 70´s para los que son de mi edad o mayores: “si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría”, lo cual no es ni será así, se requiere esfuerzo y ánimo para vivir la vida como es.
“Esfuérzate y se valiente” es caminar en fe y en confianza, admitiendo mi humanidad e incluso mi vulnerabilidad sin querer “apantallar” a nadie y vivirme en la fuerza de mi Dios Altísimo.
He ahí la clave para la recuperación de las adicciones, la codependencia y yo me atrevería a decir, para la vida misma, creyendo en que lo sobrenatural viene cuando en mi oración y meditación aprendo a aceptarme y a pedir a mi Dios en humildad.
¿Te checa? ¡Feliz semana!
Fuente: MILENIO