El doble significado de las redes sociales

LA ALEGRIA DE VIVIR

Por OMAR CERVANTES RODRIGUEZ

En el consultorio de adicciones, codependencia y temas similares, es recurrente escuchar historias del daño que las redes sociales pueden causar en las relaciones interpersonales, por lo que, aunque alguien pudiera pensar que es “increíble” o que no es tan importante, es una experiencia que bien vale la pena analizar e incluso detenerse a decidir cómo utilizar estas vías de comunicación o no utilizarlas, si fuera el caso.

“Es que mi novio se la pasa dándole like (me gusta), a todas sus amigas y eso no me parece, porque creo que algo está buscando”, me comentaba en alguna ocasión una consultante que se autodefinía como celosina.

La celotipia, que es el síndrome de los celos extremos y patológicos y puede llevar a las personas a tener eventuales cuadros depresivos, en efecto suele dispararse entre las personas y las parejas afectivas, por el uso de las redes sociales y la falta de acuerdos mutuos establecidos de cómo utilizarlas.

Lo primero que hay que establecer es que el mundo de las redes sociales es un mundo virtual y fantasioso en el que las personas no necesariamente expresan la realidad o mucho menos escriben o publican la historia real de sus vidas y sus entornos.

“Lo que publico en redes es sólo como pensamientos, reflexiones o para divertirme, no se confundan, no estoy hablando de mi vida privada”, dice una postal muy asertiva, igual que otra que puntualiza, “los momentos más felices no tienen fotos, porque se trata de disfrutar el momento, no de aparentar felicidad en redes sociales”.

A pesar de que todos podríamos entender con estas dos frases lo que en verdad sucede en la virtualidad de estos medios, la realidad es que abunda el espionaje (stalkeo), la interpretación de publicaciones de acuerdo a la realidad de quien lo lee, el tomarse personal lo que otros escriben, el miedo a expresar algo porque alguien pudiera sentirse aludido, las falsas identidades (fake o bots) y otros muchos factores destructivos ante los cuales cada uno deberá tomar la decisión de que así son y seguir en ellas, hacerlas privadas y reducidas cuidándose de los demás o simplemente no tener esas aplicaciones.

En el caso de las relaciones de parejas la solución es lograr acuerdos negociados de cómo usarlas en caso de que a alguna parte del par le afecte lo que el otro hace, mientras que para los demás que decidan estar o no estar, las máximas de los grupos de codependencia son el mejor remedio: “no te enganches”, “no supongas”, “no investigues” y “vive y deja vivir”.

ocr@laalegriadevivirsinadicciones.com

Fuente: MILENIO DIARIO PUEBLA

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