Aceptación: México Cambió
LA ALEGRÍA DE VIVIR
Por OMAR CERVANTES RODRIGUEZ
Sin pretender entrar en el terreno político que no es la vocación de este espacio, me parece digno de comentar en materia de desarrollo humano un hecho irrefutable y es la aceptación de que México ya cambió.
Partidarios o no partidarios de la forma de gobierno que nuestro país ha ido eligiendo en los últimos seis años, hay una verdad histórica dentro de la cual destaca que hoy, precisamente, es el último día del sexenio de un presidente que emergió de un movimiento social que vino a romper con 108 años de gobiernos de tan solo uno o dos partidos en las últimas dos décadas.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador marcó ya su nombre en la historia como uno de los reformadores de nuestro país al haber venido a romper esquemas establecidos al menos en mis 57 años de vida.
Aunque hay muchas voces a favor de este cambio y algunas minorías en contra, guste o no, López Obrador encabezó un gobierno de cambio o como él mismo lo denominó, de la cuarta transformación.
Y para sucederle a partir de mañana viene un hecho también sin precedentes, en el que la primera mujer presidenta asumirá su mandato popular que le otorgaron los votantes por una histórica mayoría al refrendar su preferencia por Morena y sus aliados.
Claudia Sheinbaum Pardo, ex candidata de la cuarta transformación y presidenta electa, será la primera mujer en portar la banda presidencial en el México democrático.
En las últimas semanas ambos temas han sido el centro de atención en el país. La despedida de López Obrador y la llegada de Sheinbaum Pardo.
Despertando pasiones como lo es el tema de la política, en un México polarizado, me llama la atención el nivel de rechazo e incluso podría decir, de odio, de la minoría de mexicanos que no están de acuerdo con el nuevo régimen.
Y me pregunto ¿cómo habrán de vivir los próximos años? ¿seguirán quejándose de todo? ¿continuarán siendo negativos?
La negación es condición humana y lo he estudiado en los procesos de desarrollo personal, en los que un mecanismo de defensa es negar la realidad y quejarse de todas las circunstancias desde un papel de víctimas.
El antídoto para ello es un proceso para obtener la aceptación y una reconciliación con la realidad, adaptándose a las nuevas condiciones y logrando los equilibrios deseables.
Así que, por el bien de todos, aceptemos que México ya cambió y que todos podemos aportar algo para que el cambio sea siempre para mejorar.
Fuente: MILENIO